You fall sleep... again (Christian)

El lugar ya estaba por cerrar, se trata de Hooters, un lugar excelente para ver todo tipo de deportes, por lo general a los Yankees, era aburrido para mi ver esas cosas cuando podía divertirme de muchas otras formas diferentes y mil veces más agradables, aunque claro, ver a las sexys camareras de aquí era algo que merecía la pena. Pero hoy no estaba aquí por ninguna de esas chicas, de hecho la mayoría ya se habían ido a sus casas, solo había dos de ellas, una que seguía atendiendo a los pocos clientes que quedaban, entre ellos a uno de los míos, y otra que cobraba en la caja; estaba esperando el momento exacto, el momento perfecto para actuar, Christian Hathaway había sido mi chico especial desde tiempos muy remotos, lo había estado acosando por meses enteros, y era ciertamente el más duro de todos, me recordaba a mi, claro que en mis tiempos jóvenes, cuando lucía espectacular, pero adularlo no estaba en mis planes hoy; llevaba varias noches sin dormir por lo que había averiguado, de vez en cuando llegaba a quedarse dormido, pero se despertaba o se aparecían personas misteriosas, como la maldita hermana de Julianne, quien lo despertó en mi casi mejor momento de gloria.

Estaba aquí de nuevo para hacerle una visita, misma que le hice tan pronto como se quedó dormido sobre la mesa, no le parecería algo raro a nadie, muchas veces los borrachos se quedaban dormidos aquí, aunque éste no era el caso, vamos, no había ni un solo rastro de alcohol en la sangre de este muchacho, y ahora mi poder era mucho mayor, Julianne, Hadley, ahora ambas verían mi rostro en cualquier parte a la que fuera y se pensarían dos veces el dormir o no hacerlo. Por lo tanto, dejé a Christian quedarse en el restaurante, solo que estaba un poco más oscuro, casi nada, pero lo que quería era que viera, sin embargo, era su sueño por una parte. Ya no había ningún otro cliente en Hooters, y la última camarera se estaba yendo a casa; Christian intentaba pedirle la cuenta, pero era tarde, la mujer había salido y le había puesto la llave a la puerta, como si ni siquiera hubiera sido testigo de su presencia aquí dentro; por más que intentara salir, era imposible - Hola, rayo de sol... ¿necesitas una mano? - Le pregunté de pie tras él mientras afilaba mis cuchillas como si en realidad fuese a ayudarlo a abrir la puerta - Hace tiempo no me encontraba cara a cara contigo... no haz dormido muy bien últimamente, me das pena - Le dije sujetándole por la camisa y lanzándolo al otro lado del local - Lamento eso, es por haberme dejado plantado, tengo un juego diferente para ti el día de hoy, lo llamo... "los tentados", solo tienes que correr antes de que te alcance - Solté una estruendosa carcajada proveniente de mi garganta antes de comenzar a seguirle por el restaurante.