>> Between crime and love limits are blurred lines >>April<<

Resoplé por enésima vez esta manañana en el trabajo. La verdad no estoy muy seguro de como he seguido aquí, probablemente si no me resultara una buena coartada el ser un empleado de oficinalo habría dejado hace tiempo. Pero no puedo permitirme el lujo de que cuestionen hasta el papel higiénico que yo compre en el mercado. Lo conveniente es manejar las cosas con prudencia y astucia. Por eso es que sigo aquí, bajo las órdenes de un jefe que no da muchas luces de saber limpiarse el culo solo ya que yo mismo le he sacado de unos cuantos aprietos, y aguantando compañeros que son patéticos, salvo claro aquellos que comparten algunas de mis aficciones cuando me aburro y me escapo al baño.

Hoy no sería un día de esos, de hecho he pasado la noche evaluando mi siguiente golpe y ya tengo en mente quién me ayudará a llevarlo a cabo: necesitaría a April y con urgencia, en más de un sentido. Tomé mi móvil y rápidamente le texteé para que nos encontrásemos en su café favorito. Sé que no podrá negarse, mucho menos a la hora de la merienda cuando el horario laboral y escolar -dado que cuida a su hermanita pequeña- ha acabado, así que esperé impaciente el horario de la salida para tomar mis cosas sin muchas dilaciones e irme de aquí tan rápido como me fuera posible.

Iba con el bolso a un lado del cuerpo, la corbata hacía rato que ya la llevaba enredada de la mano al quitármela por la calle y la camisa medio desabrochada en los primeros botones, caminando despreocupado por las calles de la ciudad atestadas de gente que iba y venía al salir de sus trabajos. Hoy no había querido sacar mi vehículo, simplemente me desplazaba en taxi, pero caminar un rato no me vendría mal y luego podría ir a cualquier otra parte con otro taxi que nos alcanzara. Eso impediría seguidores indeseados si es que los tuviera.

Abrí la puerta del café, sonriendo complacido al reconocer su cabellera pelirroja, acercándome hasta quedar por detrás suyo y taparle los ojos, silencioso, esperando que me dijera algo.

Que irónico era  graduarte en letras y filosofía, acabar trabajando en una prensa, pero aparte de eso ejercer como fotógrafo ¿se nota la incongruencia aquí?, daba igual debía colaborar en casa, ya era bastante raro que mi hermana menor, casi pagara todo sin queja alguna, pues por alguna razón ella se sentía bastante impulsada a hacerlos, mas no por eso le dejaría todo el peso en los hombros.


Así que si tenía que aguantar a las nuevas oxigenadas de New York, beber un coctel a estas horas del día, mientras alardeaban de sus maridos trofeos, lo haría con una gran sonrisa, aunque quien me conociera sabría que yo preferiría estar en cualquier lado.


Hacía calor y tenía sueño, pero jamás fui buena demostrando que estaba de mala gana, por todo lo contrario siempre parecía amable, porque a la final de todo eso era, tanto como para intercambiar turnos con una amiga, al menos ella tenía con quien pasar el día, pero de alguna forma yo sentía que no solo el sitio influía, si no yo misma, como si sintiese que yo no era yo, o no debía estar en este cuerpo o sitio, mejor dejaba de pensar eso antes de que esto me recordara a la paranoica de madre.


Estaba con mi espalda recostada una columna dórica recubierta de mármol color crema pulido, notando los detalles ornamentales color oro y bronce, algo taciturna , aburrida, sin decir nada, probablemente si bostece alguna vez ante las charlas de las “ama de casa desesperadas”, había ya olvidado cual era la razón de la recepción donde estaba, seguro alguna de las esposas más jóvenes descubrió que ya ni las pastillas azules le servían al pobre viejo que estafo, y celebraba, que se yo, o alguna recolección para  alguna especie peluda en extensión, me distraje con una interesante vista de aquel chico con apariencia a Bradley Cooper, más una mujer carraspea, haciendo que voltee con una mirada dulce.-Un caramelo?-Mencione como si nada, antes de alzar la cámara réflex en mi mano, siguiendo sus indicaciones, hasta que cuando llega un mensaje con una curiosa invitación, no puedo evitar tentarme y aceptarla.


Estaba apocas calles del lugar a donde me había citado, camine tranquila, con un pequeño salto infantil, como cuando las personas están felices, lo estaba, había salido de esa reunión con “las damas históricas de américa” tenía mi cámara guindada con su respectiva cinta a mi cuello, entrado al lugar, note un espejo entre las mesas y mordí mi labio. Parker me matara, se supone que debía vestirme más femenina-Mencione mirando mis lentes de pastas, y la chemisse de hello kitty, mas escogí los hombros, sin tardar mucho tiempo en alizar mas mi perfectamente peinado cabello, sentí unos dedos suaves pero varoniles, justo a unas manos, impedir la luz, todo estaba oscuro, pero su colonia era reconocible para mi.-Llegaste tan temprano, que empezare a pensar que anhelabas verme hoy-Sonríe con una alegría jovial, volteando abrazarle animosa, como a todos mis amigos, a pesar de que el en ese aspecto sea un cascarrabias neófito de afecto.

El era un Pervertido, mitómano, megalómano, ladrón, yo una chica cariñosa, que leia libro de personas enterradas tres metros bajo tierra hace décadas, nada teníamos que ver. ¿Por qué éramos amigos?.

Era fácil recordar el porqué, me había topado con el hace 1 año, recién llegada a New York, recién graduada de Letras, con miles de sueños en la cabeza para ser escritora y con las mismas miles  de negativas de las editoriales.

Tenia una  mente tan vivida, creativa, que no me costaba mirar su cabello castaño teñido pero igual de misterioso, sus ojos celestes y posicionarme en ese instante.

“Hace un año , sentía la vista de todos clavadas en mi. En  esta celebración de un cumpleaños al cual una compañera de trabajo me arrastro, me presto uno de sus vestidos, pero estaba segura de que le faltaba tela, pedazos de ella…No se, yo tenía frió en las piernas,todo estaba semi oscuro, unas mezcla de luces de  reflextores, bañaban a todos,¿como se supone que la gente hablaría, si la música estaba tan alta?, no conocía nadie y miraba aquel sitio con curiosidad, estirando mi brazo de espaldas a la barra, para tomar mi copa distraída, subiendo mis lentes que se resbalaban de mi nariz, saboreando aquella bebida dulce y rozada, que no sé qué tenía aparte de frutas, no sabia que era, que nombre tenia, pero conforme bebia estaba mas sabrosa.”