Daddy's back (April Steele)

Esta hermosa ciudad se había convertido actualmente en el sitio perfecto para mi, el mejor de todos en los que había estado, incluso me parecía mejor que Elm Street, la ciudad era lo suficientemente grande y todos hablaban acerca de mi, pero los malditos policías intentaban decir que yo era un invento de los chicos, pero no necesitaba de ellos para lograr fortalecerme más y más, ya estaba en boca de todos, todos hablaban de mi, y la mayoría de las personas que escuchaban mi nombre solían temerme, pero ¿qué pasaba si ayudaba un poco a que los demás creyeran en mi? Era divertido que algunos creyeran estaban locos, porque si lo hacían, irían al psiquiátrico, y si paraban en el psiquiátrico, les darían calmantes, y si les daban calmantes dormirían, y si dormían... serían míos, míos para siempre.

Ahora era tiempo de ir a buscar a una nueva víctima, la tenía vista desde hace un tiempo, todos mis pasos eran perfectamente calculados antes de todo, nada era simple casualidad; aproveché para entrar en los sueños de April, una chica que tenía además otras dos hermanas, pero si lograba asustarla, tal vez se los contaría, incluyendo a la pequeña, necesitaba más y más poder, y éste era el momento perfecto. Me acerqué al oído de April para susurrarle algo en voz muy baja, pero que pudiera escuchar - Cariño... - Le dije con voz melodiosa - Es hora de que juguemos un rato... - Estaba dentro de su cabeza, nadie podía verme, solamente ella ahora que estaba en sus sueños, pero no me mostré ante ella, solo mi voz, hasta que finalmente le deje ver mi silueta alzando la mano en la que llevaba el guante con cuchillas - Jugarémos a las escondidillas, me toca buscarte... contaré hasta diez, si te encuentro, te mataré April y luego a tus hermanas, ¿quieres jugar? - Una risa macabra salió de mi garganta mientras bajaba la mirada e iba a cubrirme los ojos con la manga de mi camisa mientras escuchaba sus pasos asustados - Uno, dos... aquí está Freddy - Dije improvisando un poco mi canción al verle correr, y entonces aceleré el conteo hasta llegar al diez rápidamente - Lista o no... allá voy - Dije rasgando con las garras un tubo de metal que había en la fabrica a la que la había transportado en sueños, haciéndolo chirriar y sacar algo de fuego.

Te he dicho que no existe tal cosa como “El coco”.-Sonrió mirando a la pequeña pelirroja mientras me agacho, alzando la tela de la sabana solo para indicarle lo vacío que se encontraba debajo de la cama, sabía que ella tenía sus reservas sobre los sitios oscuros, pero desde hace unos meses se ha sentido más incómoda de lo normal dentro del apartamento, quizás solo extrañaba a mi madre, después de todo creció pensando que era la suya, cuestión que yo no podría desmentir solo porque no soportaría ver a la pequeña más  contrariada de lo normal.-Te lo puedo prometer, no hay absolutamente nada de lo que debamos temer…a no ser la cara de Arielle si descubre como dejaste la cocina al “hacer esas galletas”-Le sonrio cómplice jalándole muy ligeramente la naricita.


Qué tal si nos echamos una siesta aquí abajo, claro con la linterna- Le aseguro al ver que la pequeña pelirroja toma la iniciativa de tomar su linterna rosada sin intentar despegarse de ella.- Quizás podemos pegar unas cuentas estrellas aquí-Le señalo la madera de la cama, solo pretendía que comenzara a tomar confianza y no le temiera a cada rincón de la casa, no podrá estar cómoda de otra forma. Comenzamos a jugar haciendo formas con las sobras y la linterna por un buen tiempo, no recuerdo cuando había caído en un profundo sueño, hasta que por alguna razón noto una silueta cerca de una luz blanca, que me distrae, volteo a buscar a la niña, pero resulta que me encuentro en mi cama, algo que afirmaba que no podía ser real.
Alce la mirada hacia esa luz,  sin levantarme de la cama, por más que lo quisiese había algo que me lo impedía, pero por alguna razón relacione la silueta con Parker, mas no importaba porque volví a sentir los ojos pesados, obligándome a cerrarlos, hasta que una voz incomoda y rasposa me habla.


Aparentaba conocerme, por lo que comentaba, y esa…esa canción junto a esa melodía que el hacía escalofriante, me parecía conocida solo que no sabía  ¿Por qué?, en el mismo momento que me habla, mostrando el brillo de sus cuchillas, yo me levante de donde estaba, esta vez no era el confort de mi cama y yo no reconocía el sitio en lo absoluto, más simplemente el horror de su cara, su piel pegajosa y derretida, me provocaba tanto pánico como para mantenerme alejada de él, corriendo descalza, entre lo que parecía ser una fábrica. Sabía que era un sueño pero por alguna razón el instinto me obligaba a caminar por los suelos tibios de esa fábrica lo suficiente para alejarme. ¿o intentarlo?